Genessis comparte con los que generosamente se asoman a este sencillo portal los momentos de ocio que la vida le regala. Es una miscelánea de cosas simples; pensamientos y poemas, fantasías y pasiones, recuerdos y plegarias, vivencias e impresiones, que se plasma en el reverso de una página compartida con los lectores.
Genessis y sus avatares semejan escenarios de un alegórico estreno de un destino que va usurpando la vida en un tiempo prestado.


viernes, 31 de agosto de 2012

El beso de una princesita


Interpreto que el significado del Premio es "El beso de una princesita" que viene a tu casa para darte amor y hacerte compañía......

Hace días recibí de la muy querida y admirada bloggera Amparo Donaire un Premio a mi blog, Genessis. No me creo merecedora de tal premio, pues hace poco que incursiono en esta andadura construyendo un sencillo espacio donde se mecen simplemente unos garabatos de mis ratos de ocio. Es cierto, de a poco fue tomando vida por la visita, lectura y comentarios de personas de distintas partes y diversas lenguas, incluso, que han pasado por esta casa virtual y le han dado el valor que yo ni siquiera me lo había imaginado.

Es gratificante saber que lo que escribes tiene un eco, eso hace más placentero el  compartir los pensamientos y sentimientos.

Es de rigor dar respuestas a unas preguntas:

1.  Tu meta para el 2012.
Alcanzar a escribir cien relatos o cuentos.
2.  ¿Qué es lo que te hace más feliz?
Hacer el bien a los demás, sin pedir nada a cambio.
3.  Regalo recibido que te causó sorpresa.
Un ramo de flores desde España.
4.  Plato preferido.
Desde que estoy en Italia opté por la pizza.
5.  Algo que te sacó de quicio y te entristeció el año pasado.
No solo el año pasado, sino cada vez que suceden: las muertes injustas por los atentados, el tsunami del Japón y terremotos en tantos lugares, entre otros…
6.  Objetivo que no cumpliste en 2011.
Todos cumplidos, no puedo quejarme de nada.
7.  Un motivo de agradecimiento.
Haberme animado a ser bloggera, porque me dio la oportunidad de conocer a personas maravillosas.

Dar el Premio a diez Blogs:

Considero que cada uno que visita mi blog es digno del mejor regalo, a quienes doy toda mi ternura y un gran abrazo, pero entrego el Premio a los diez primeros que se han anotado como miembros. A cada uno infinitas GRACIAS!
Con mucho cariño, Genessis.

1.      “Amigos de sabores”, de Orthos y Tarja.
2.      “El lugar de Juan Pan”, de Juan.
3.      “Todo fluye”, de Juan Pardo.
4.      “El despertar de mis sentidos”, de Roberto.
5.      “Il linkazzo del skritore”, de Zio Scriba.
6.      “Te cuento que…”, de Marilyn.
7.      “Nidael Doré”, de Daniel Eduardo Gómez.
8.      “Un diario perdido en el viento”, de Oscar C.
9.      “Pensamientos y opiniones de Arturo”, de Arturo.
10.  “Centinela del sendero”, de Jorge Donato.
 

martes, 28 de agosto de 2012

Las llaves del corazón



Sentí sus pasos zancudos, su forma habitual de caminar, golpeó la puerta levemente, mi corazón lo sintió, sabía que regresaba. Nos saludamos con un beso en la mejilla, ¡qué ironía!, antes nos besábamos en la boca. No despedía ese olor a cigarrillo, ¡ha cambiado! Se sentó a mi lado y empezó a susurrarme...

-No todo lo que brilla es oro, quise cambiar una joya por otra, pero me equivoqué...

- No sigas.

Lo detuve.

Tomé sus manos con la mías y sentí un frío intenso en su piel y unas uñas largas que casi me hiere la carne, palpé sus rodillas y por la textura supe que era el mismo pantalón azul con sus rayas al medio bien delineadas como a él le gusta. Bajé mis manos a sus pies y llevaba la misma bota de piel de cocodrilo con que solía sentirse bien porque nadie tenía otra igual. Su abrigo de cuero, algo húmedo y estropeado, el mismo de siempre con uno o dos botones menos y los bolsillos vacíos. Bajo su brazo sostenía su gorro de lana, aquel que usaba en invierno para sentir mi calor porque lo había tejido yo con mis manos.

Él se marchó con la ropa puesta, un trece de abril. Sobre la mesa de luz, un breve escrito con sangre: -“Nuestro matrimonio era de dos, ahora somos tres. Quiero estar con Lucía”.

Maldije el momento en que se fue de mi lado, pero hoy está aquí. Renovaremos aquella fórmula de fidelidad que dijimos un día ante el altar de Dios: “hasta que la muerte nos separe”.

Él me apretó a su pecho y seguía susurrando ...

-Me marché bajo el arrollador influjo del amor de Lucía, la realidad acabó con mi esencia y sólo perviven las fantasías, aquellas que conocí contigo. El indescriptible paraíso del amor correspondido que viví a tu lado la perdí en el mismo momento que traspasé este umbral. Mi vida engalanada, ansiada y soñadora, se volvió sombra y agonía con ella. Mi corazón perdió su alegría, vivió entre el dolor y el abatimiento sin piedad. La soledad que llevo dentro espanta hasta la misma muerte, por eso me ha regalado diez minutos para llegar hasta aquí, junto a ti. Esta noche ella descubrió que yo la amaba sólo de labios y no desde el corazón. Ella quiso ser como tú, pero cuanto más se parecía a ti, más la rechazaba en mi corazón, entonces me pidió que regresara a ti. Hoy ya no tengo nada que ofrecerte, ni una flor, ni una joya, ya no puedo escribir ni un verso que tanto te gusta porque las palabras huyeron de mi. Ya no tengo luz ni aire que respirar. Estoy solo, no tengo nada, ni mi cuerpo me pertenece. Sólo vine a despedirme y a devolverte las llaves de tu corazón. ¿Recuerdas aquel dos de febrero de 1982 cuando nos conocimos y bailamos aquel vals y yo te dí la llaves de mi corazón y tú me diste las del tuyo? ¿Recuerdas que nos prometimos que sólo la devolveremos cuando uno de los dos se marcha para siempre? Ahora mi espíritu está libre y dichoso, es feliz como el sol del medio día, estaré por siempre contigo, porque con el corazón nunca te fui infiel, sólo mis pasos tomaron rumbos equivocados. ¡Cuánto vale la vida cuando se ama y se es amado! ¡Qué poco en cambio cuando solo el vacío llevas por delante! Ese sentimiento me infundió una fuerza oculta que me hizo saltar por el balcón y aquí estoy arrepentido.

- No continúes.

Y apreté con más fuerzas sus manos.

Su aliento despedía aromas celestiales y sus palabras recorrían mis entrañas produciendo un eco inconfundible. Sus lágrimas mojaron nuestras manos enlazadas, entonces levanté la cabeza, quise besar sus labios y mirar sus ojos azules de mar y decirle: ¡te amo! Alargué mi mano hacia la lámpara y en el mismo instante que se prendió la luz él desapareció de mi lado.

viernes, 24 de agosto de 2012

Mi jefe

 
El tema del Foro era “Después del divorcio”. Me anoté como Claudia y entré a opinar hablando de teorías, como siempre para todos los temas yo acumulo más libros que experiencias. Bien rápido cundió un feedback con un tal Luciano e intercambiamos nuestro messenger.

Éramos noveles y demasiados éticos para inventar una vida que no cuajaba en nuestra piel, pero al descubrir que somos del mismo signo, trepamos inescrupulosamente aristas inverosímiles mezclando fantasías y realidades propias y ajenas. ¿Acaso nos sentíamos solos o decepcionados de la gente que nos rodea? Cansados de relaciones fracasadas, no era nuestro caso, huir de la rutina del trabajo, ¡quizás!

Nos aficionamos en la tarea de agradarnos uno al otro, nos sentimos escuchados y cómodos y, muy pronto nos metimos en un túnel de arrebatos y locuras como dos adolescentes. Sin embargo, algo extraño nos limitaba a los dos; el horario de oficina era restringido y reservado, y nuestras explicaciones rayaban casi al infantilismo. Los dos sabíamos que íntimamente guardábamos secretos inconfesables, pero no echábamos prendas al azar. Llegó a decirme que era el gerente general de una empresa de cosméticos XC… y yo inventando currículum en mis haberes, doy clases de filosofía en una universidad. El proceso de entenderse y ser entendido, de agradar y ser agradable, eran emociones estimulantes a través de las teclas de una computadora. Lo que no sabíamos es que apenas una pared nos separaba del mundo real en que estábamos.

Llevamos dos meses de comunicación casi regular y acordamos una cita a ciegas, dispuestos a perder o ganar. Lo que no hicimos de jóvenes lo haremos ahora que gozamos de una segunda soltería. Nos encontraremos en el restaurante 58 Tour Eiffel de París, el 30 de junio 2012, 16:00pm.

Un día cualquiera, el señor Renoilds tuvo un problema con una Agencia de viajes y me llamó a su despacho aunque yo no soy experta en el tema. El portátil estaba abierto y miré de reojo el monitor. ¡Estaba chateando con mi jefe!

lunes, 20 de agosto de 2012

El viejo reloj


Cuando el reloj marca las dos en punto de la madrugada, ella envuelta levemente con una manta baja sigilosamente la escalera, abre la puerta, lo deja pasar y se fusionan en apasionados besos, se revuelcan en un tórrido apareamiento salvaje que la deja exhausta. Él se viste y sale con el sombrero puesto.
Ni un solo día ausente; nada lo detiene, ni la escarcha del invierno ni la lluvia del estío ni la tormenta del otoño. Siempre en la misma hora, siempre el mismo ritual, los mismos encantamientos y las mismas posturas al pie de la escalinata. Ella le dio su cuerpo virgen y su vientre estéril.  Vivía sólo por él y para él. Sólo ella sabía que aquel ardoroso amante, sin nombre y sin rostro, le dejaba impregnado sus olores de trasnochado y las huellas de un sexo desenfrenado.
Se sumaron los años y su cuerpo fláccido él dejó de acariciar y dejó de venir.
No se cansó de esperar, cada noche roza sus manos por aquel reloj de pared cuyo péndulo cuando repica le pone en tensión por que le habla de la hora del amor.

Nunca dejó de soñar con él. Desde que perdió la llave de la puerta, la ven vagar por las calles sin rumbo, ataviado con un ligero camisón gris y con el viejo reloj en sus brazos y, cuando suenan las dos ella se desnuda y se contorsiona el cuerpo como señal de entrega a su viejo amor.

El mundo fue sólo de los dos y para los dos, su hogar unas nubes tendidas al sol,
en sus miradas amor, en sus respuestas sí y para su dolor, un solo fin.
Él se fue, los cabellos pintados de gris, ella dejó de cuidar las flores del jardín y le decía ven, tenemos que vivir.


 

viernes, 17 de agosto de 2012

La estatua


Él dice que tiene siete novias. Nadie le cree, sólo su madre lo secunda ciegamente y él vive por ellas.
De día trabaja en una hostería y cuida el jardín de la casa. Cada noche al concluir la tarea se pone la mejor ropa, se echa perfumes en el cuello y sale a encontrarse con su novia en la plaza de la ciudad.
Los lunes se encuentra con Lucía, los martes con Marité, los miércoles con Mercedes, los jueves con Jovanna, los viernes con Berta, los sábados con Sabrina y los domingos con Dominique. Con cada una tiene una historia diferente. Dice que ama a todas por igual, pero con Dominique tiene algo especial. Pasa el día con ella. Ella le trae caramelos, copos de helados y un pañuelo de colores que le había traído de París que siempre ata al cuello como señal de alianza con ella.
Su madre cansada de las habladurías de vecinos y amigas, -porque su único hijo es un demente-, le dicen, una noche siguió sus pasos y lo espió sigilosamente.
Se ocultó el rostro de vergüenza y tomó presurosa y decidida la calle que va al río.
Sebastián, en la penumbra de un farol titilante de la Plaza besa apasionadamente la estatua de mármol de una mujer desconocida.

miércoles, 15 de agosto de 2012

¿Estamos solos?

Esta es la condición de ser seres individuales, únicos, intransferibles.

La experiencia de “estar solo” es diferente a la de “sentirse solo”. Sin embargo, son dos ejes existenciales que nos acompañan en distintos estadios de nuestra vida.

La psicología y también la teología nos dice, y la experiencia lo corrobora, que somos más personas en relación con el otro. Y, somos más, en la medida que compartimos nuestra individualidad. La soledad, como falta de compañía, no siempre es “buena compañía”. En cambio, la soledad, intrínseca, es el encuentro con uno mismo. Es el momento en que uno se siente acompañado por otras certezas que tienen que ver con la trascendencia;  sea como “elevación espiritual” o “trabajo intelectual” u “ocio creativo”, etc.

El sentido del arte de la soledad es un “saber estar solo” y un “saber ser en la soledad”. Es una experiencia interior, que todo ser humano conoce en distintos momentos de la vida. Hay una emoción diferente que se produce cuando la soledad lleva a quienes lo “sienten”  y se sienten interrogados sobre el sentido de la existencia.  La fecundidad de la soledad nos permite elevar la conciencia de los comportamientos habitualmente inconscientes para convertirlos en experiencia del ser para el saber estar solos.

Se suele decir que la soledad es consecuencia de estar solos. Pero la soledad es más, expresa la profundidad de la vida interior (sea constructiva o destructiva, en algunos casos). Cuando una persona siente y goza la soledad, vive la unidad de la vida, esa experiencia, intensa o no, puede ser el principio de una evolución espiritual. Es el estado de la persona que ha alcanzado una disposición mental que le permite percibir una unidad esencial más allá de todas las discordancias de la vida cotidiana. Quien vive esa unidad en su vida de cada día, va “pisando y construyendo” la madurez. La soledad llega a ser como una llave de sabiduría y de paz interior.

El aparente vacío, que la soledad genera, sobre todo la soledad constructiva-humanizadora, es el que puede darle sentido a cada pequeño acto cotidiano y es capaz de darle trascendencia a nuestra vida. Porque en el vacío de la soledad crece nuestro “coloquio o diálogo interior” y nuestra actitud de discernimiento. A una vida enriquecida le precede siempre el silencio, la oración y la soledad. Es su recipiente natural para poder ser fecunda. 
Somos como una obra inconclusa, un cuadro a medio pintar, o una piedra sin terminar de pulir. Y en cualquier caso, la soledad podría abrirnos el horizonte de nuestro corazón y de nuestro entendimiento, siempre perfectible y en camino ascendente.

La razón por la que huimos de la soledad es la sensación de que tenemos que mantenernos siempre en movimiento, para sentirnos vivos, útiles, íntegros y felices.

lunes, 13 de agosto de 2012

No es un beso cualquiera



/ Sabes /
Me delira
ese beso
no tan frugal
que no es un beso cualquiera.
Cambiaría mi fortuna
de ser yo,
mi andadura,
mi cordura,
mi forma de vivir
por una gota
de tu piel
humedecida,
por una atmósfera
de sinfonía
de dos bocas
que se besan
y cedería mi tiempo
al no-tiempo
y conjugar
tus arrebatos
con mi decencia
sofocada
en cadenas de lujuria
e inventar una tienda,
una ciega primavera
en diez minutos
de locura
dejando la razón
en el umbral
de un bohío
de tres estrellas
o entre cuatro paredes
de un lúgubre ascensor
de fantasía
y robarte ese beso
no tan frugal,
furibundo,
que no es beso cualquiera
y nombrarte
en rítmica eufonía
y morderte
caníbalmente
esos labios carmesí
encendidos
y etiquetar
ese sabor
edulcorado
que bien sé
/ no es un beso cualquiera /


jueves, 9 de agosto de 2012

Venganza

Nacimos el mismo día pero de úteros diferentes. Desde el aciago momento en que dejamos la beatífica cuna de la placenta de nuestras madres fuimos marcadas por la naturaleza del dios vengativo, incrustando en nosotras las alas del mal genio entorpeciendo nuestros inocentes destinos.
Mi padre, a toda costa quiso impedir que nos conociéramos porque desde que supo que existía la maldijo, pero el destino se encargó de unirnos.

El primer contacto tuvimos cuando la madre de ella se instaló en un apartamento vecino al de mi familia. La pesadilla comenzó cuando cumplimos un año. La fiesta que organizó mi madre ella la estropeó con su llanto y sus rabietas que despertó el miedo de los otros niños y enervó la paciencia de los grandes. Mi madre sentía hacia ella una antipatía tal aunque siempre trató de disimular. Aquel día de fiesta coronó con una hazaña similar a la de la Bruja más malvada, rociando con un chorro de vómito la cándida torta, en el momento justo de soplar la velita y la cámara de mi padre inmortalizando la escena.

Era una chiquilla quejosa que se entrometía en todo, quiso ganarse el cariño de mi padre, ante el cual yo me oponía y él con su manifiesta predilección hacia mí la ignoró hasta el desprecio; entonces todo lo que yo tenía la fastidiaba a rabiar.

Éramos alfa y omega. Blanco y negro.

Desde que empezamos el kínder una alevosa relación se apoderó de nosotras hasta en las hazañas infantiles más inverosímiles. Si yo hacía de una flor, ella era la abeja que me fustigaba, si hacía de cordero, ella de lobo, si era la princesa, ella la reina…. Así en todo mostraba conmigo un comportamiento avasallador, prepotente y enfermizo. En un concurso de dibujo se apoderó de mi trabajo y se llevó el premio, mientras yo retorné a casa con lágrimas en las manos y una maldición en la boca. Un día, me empujó a propósito y casi acabó conmigo haciéndome rodar por la escalera.

Se ensañó conmigo y me envolvió como una sombra maléfica y su presencia, detestable y odiosa, me perseguía en todo tiempo.

Mis dos novios de adolescente me las quitó ella, no sin protagonizar escenas histéricas y hasta acusaciones insensatas. Busqué la forma de ignorarla con mi indiferencia, pero logré poco o nada. Cuando concluí la secundaria dejé mi casa y el día que empecé la universidad, la encontré esperándome en la escalinata.

Conocí a Rob y ella le arrebató de mis brazos a fuerza de artimañas seductoras dominando la voluntad de aquel por medio de artes supersticiosas. Le conquistó hasta llevarlo al altar. Entonces tomé la decisión de eliminarla de mi vida. La noche de su enlace con Rob hice que bebiera de más y antes de partir para la luna de miel tuvo una repentina convulsión que la dejó desfigurada.
Por fin, a los 21 años me sentí liberada y feliz. Era yo misma y podía disfrutar de mi destino.

A los diez meses Rob regresó conmigo y nos casamos. La noche de mi boda nos encontramos cara a cara y en la oscuridad me envolvió y se vengó de mí por enésima vez.

Caí desvanecida y mi rostro se transformó en la maldita cara de la bruja, hija de mi padre.

martes, 7 de agosto de 2012

Ay corazón...




El corazón vive su atajo de recuerdos
en tus labios que fueron ayer besos,
su memoria anclada en el puerto de tu boca,
su paraíso presente en tus latidos
y la ilusión que tañe su mañana,
/en tus besos/

Ay corazón de aleteos migratorios
enardecido estremeces mis sentidos
entre lo verdadero y mi piel de fantasía,
cantas tu pasión en alevosa alegoría
y nutres mi espejismo enajenado,
/ay corazón que vas perdido/


Ay corazón, que difícil creer en ti, que me elevas hasta las nubes y me clavas en el silencio.
Ay corazón, que difícil creer en ti, que me pones dos alas blancas y me escapo a volar contigo. Ay corazón!


viernes, 3 de agosto de 2012

Te extraño tanto...!

Dedicado a mi Papá Nino en el 2° aniversario de su partida
(Papá, nunca olvidaré aquella "frase secreta" que me dijiste para que no escucharan los demás hijos: “eres la más linda y la que me ha dado más satisfacción en mi vida”)



¡Te extraño tanto!
Le pediré a Dios
que te devuelva con la creación de mañana
/ si amanece /

Desde el día que partiste
me desviví por los caminos buscándote
entre los laberintos de las estrellas fugaces y no te vi.
Aún no sé cómo desprenderme de tu imagen;
te veo, te escucho, te siento.
No sé cómo asirme de tu ausencia
/ si estás tan presente en mí /
Cuando veo tu imagen
el silencio me aflige,
el abismo me hiere,
la cordura me abandona
y tu recuerdo se agiganta,
me traslada a un horizonte y me sumerge
en un sepulcro de losas blancas
donde tu cuerpo se detiene
con tu nombre,
sin tus pasos,
/ sin tus besos /

Un eco me devuelve tu voz
lúgubre,
paciente,
amoroso
/ hija, te quiero tanto /

¿Dónde estás Papá?
¿Dónde está tu voz?
¿Por qué te has ido y no regresas?
¿Por qué ya no me cuentas lo que lees?

Vuelve porque aquel beso que me diste
ya se ha borrado de mi rostro.
/ Vuelve /
¡Te extraño tanto!