Los modelos como el escepticismo, relativismo, psicologismo, individualismo, secularismo, oportunismo, etc. explican sólo una parte y dan una mezquina imagen de la persona. Lo tenemos, pero no es todo.
¿Quién o qué nos asegura la otra parte del todo?
Los atributos esenciales de nuestro ser como la sustancialidad, la racionalidad, la libertad y la perfectibilidad nos hacen portadores de potencialidades que se manifiestan en la búsqueda y en la actuación de la felicidad y, he aquí lo que no podemos obviar: la felicidad es vida, es vida de calidad, es “vida en abundancia”, pero la vida está sujeta al tiempo y al espacio y tiene como índole propia su historicidad.
Y así llegamos al final para recomenzar de nuevo: ¿Qué es la felicidad?
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