El presente es la mejor inversión de nuestro tiempo.
Vivimos de la espera y del recuerdo.
Es una permanente tensión entre el futuro que comienza y el pasado que continúa.
La conciencia de lo que fuimos, lo que somos y lo que queremos ser son cualidades inherentes a nuestro proceso vital psicosomático.
Somos presencia en el tiempo, y somos también la distancia entre el pasado y el futuro.
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