Luego, seguí trabajando como enfermera durante diez años, y todo lo que vi y aprendí en esa profesión es impagable.
Pero, después de haber visto tantos cuerpos desnudos, maltrechos y arrugados, siempre tan incomprensibles y tan llenos de misterios, di una vuelta atrás y me hice aprendiz de educadora de jóvenes, cosa que resulta más complicado que abrir melones.
foto tomada de internet |
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