Yo te doy
morada y tú me das presencia.
Te doy mis
brazos y me tomas el rumbo.
Hasta en los
pecados,
confidentes y cómplices.
Sin pompas ni
mezquindades tejemos nuestro destino,
a veces trepando el cielo,
a veces zambullendo en el pantano,
y hacemos
nuestro refugio en cada recodo de la vida
para exhalar un poco de aire.
Nuestras andanzas coinciden cuando echamos
a volar sin alas.
Llevamos destinos afines, insaciables,
paranoicos e inconclusos.
Yo sigo
buscando mi estrella,
mi luz, mi agua y mi tierra.
Busco mi casa y mi alcoba,
busco
ese espacio infinito
en el que habito cuando tú estás conmigo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario