A veces
una confesión en voz alta evita
una explosión del corazón.
A veces
siento que soy agua en tu lluvia.
Otras veces soy sangre en tus venas.
Eso
siento hoy,
precisamente hoy.
Y digo: ¡te amo!,
para no ver sangrar tu corazón
ni explotar el mío.
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