Mi madre me alistó impecablemente contra el frío para ir a la escuela. Con la cartera en mano a unos metros de mi casa me detuve sintiendo el aire frío que me llegaba hasta los pulmones y me resistí avanzar.
Sabía muy bien que todos mis compañeritos llevarían un abrigo ligero y mi saco sería una envidia para más de uno.
En ese momento la compasión hacia los más desfavorecidos se apoderó de mí y nunca más dejó de acompañarme.
foto tomada de internet |
No hay comentarios:
Publicar un comentario